¡Y todos me llaman Manuelita! Los amiguitos de mi dueño Joaquín, la prima Esther, el vecino almacenero, cuando me encuentra en la vereda, buscando un lugar en donde me llamen por mi verdadero nombre...
"Se te escapó Manuelita", dicen todos, ¡una y otra vez lo mismo! El papá, la mamá, los chicos del jardín...
Y el gato lo sabe y mientras intento dormir, maulla: "¡Manueliiiitaaaaa!!" Por eso le mordí la cola. ¡Mi nombre es Filomena! No Manuelita... Que quede claro.
4 comentarios:
Pobre Manuelita, perdón Filomena, gracias por visitarme ,a mi me gustó
encontrarte y como los blog se alimentan de amigos, aquí estamos, un abrazo. paty.
Me gusta la historia de Manuelita y sobre todo su caparazón de colores. besitos y feliz semana.
Tiene razón Filomena. Fue defensa, no agresión.
Besos.
Está bien... la paciencia tiene un límite también, che!!! Pobre!
:)
Besosss.
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